Ya vamos: Millenials, poliamor y narrativa alemana

Ya vamos representa el debut literario de Ronja Von Rönne (Berlín, 1992), una escritora alemana que se ha convertido en una referencia importante entre los autores y lectores más jóvenes. No sólo su trabajo como narradora le ha servido para ganarse el respeto de sus lectores; también las entradas de su blog y su columna en el periódico Die Welt, en los cuales aborda diversos tópicos polémicos que van desde la seducción hasta las relaciones abiertas y múltiples.

En principio, Ya vamos es una novela que parece quedarse en una rueda de acciones cotidianas de un cuarteto amoroso de jóvenes que establecen relaciones de intercambio de pareja (llamadas swinging por el vocablo en inglés que significa “cambio”). Hay en esta novela personajes sin atuendos morales o sociales; especialmente Nora, la protagonista, una joven que en un intento por huir de su rutina de vida, y de la muerte de su mejor amiga, se va a la playa con tres amigos (dos hombres y otra mujer): Karl, Jonas y Leonie.

“A nosotros cuatro nos pertenecen las miradas cansadas justo antes de dormir, nos pertenece el breve silencio tras el sexo, nos pertenece el debate sobre la adecuada preparación de los mejillones, nos pertenece el tiempo que está detrás de nosotros y también el que vendrá, y la duda de si esos años llegarán efectivamente, esos que igualmente nos pertenecen solo y exclusivamente a nosotros —dijo Karl, y vació el vaso de un trago”, escribe Von Rönne .

Sin embargo, eso es solo en principio. Mientras nos adentramos en la historia confirmamos que el cuarteto poliamoroso es parte de Nora desde mucho antes de su ida a la casa de la playa con estos tres amigos. Durante su estancia allí, Nora transita algunos lugares ya conocidos; así, va recordando escenas de su adolescencia y el grupo de amigos que en ese entonces la acompañaba en sus andanzas de púber: Karl, Maja y Thomas. Estos recuerdos van y vienen y convierten la lectura en un flashback recurrente en algunos episodios de la narración, lo que nos hace pensar en un pasado que se mantiene presente durante gran parte de la historia.

“Éramos la generación que renueva, cosa que se denomina epigenética, éramos la más protegida y más depresiva de todas las generaciones, nosotros habíamos asimilado disparos en la pierna, hijos perdidos y telones de acero, nosotros habíamos asimilado trincheras”

Lo importante para esta joven autora alemana no es la construcción lingüística prolija; tampoco la imposición de una estética narrativa ambiciosa. Lo significativo es lo que dice de su mundo, ese que vive su propia generación, esa que algunos critican y otros miran con temor. El dolor, el miedo, la vida misma cuando apenas nos abrimos al mundo adulto, son quizás las mejores herramientas que emplea esta escritora berlinesa. “Éramos la generación que renueva, cosa que se denomina epigenética, éramos la más protegida y más depresiva de todas las generaciones, nosotros habíamos asimilado disparos en la pierna, hijos perdidos y telones de acero, nosotros habíamos asimilado trincheras”, escribe Von Rönne, quien apuesta en todo momento a desnudar a una generación que posiblemente tenga los mismos problemas de todas las generaciones, pero en un contexto y momento histórico diferente.

En esta libertad sexual, el lenguaje, exento de sintaxis complicadas y complejas, el lector comprende la tónica que adquiere el tema del amor y el sexo en la obra, sin que se convierta esto necesariamente en la única carta de presentación. La voz narrativa se moviliza entre anécdotas, curiosidades y avatares de este grupo de personajes, en la voz de Nora, quien va contando las experiencias de esos días en la playa, mientras nos cuenta otras relacionadas con su amistad con Maja, y al resto de los amigos que la acompañan.

La felicidad, la muerte, el destino, la juventud, el amor y otros temas se cruzan en esta historia y nos permiten viajar por estos caminos intricados de una generación. En este tránsito, los personajes irán reconociendo algunas verdades dolorosas y complejas, siempre enmarcado en lo hilarante y agudo de la trama. Quizás solo sean “cuatro egoístas que por puro miedo se aferraban entre sí”. Tal vez solo se trata de que finalmente Von Rönne entiende que “las vidas propias son obstinadas y aburridas”.

 

Geraudí González Olivares (@GeraudiGonzalez) es crítica literaria, académica, autora de “microficción” y actriz

La ilustración que abre este artículo pertenece a la película Novecento (1976) de Bernardo Bertolucci

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