Kingwood: el deterioro social y el pasado en doce cuentos de Antonio López Ortega

El más reciente libro del venezolano Antonio López Ortega cierra el ciclo de la narrativa del deterioro iniciado por sus colecciones de cuentos Indio desnudo (2008) y La sombra inmóvil (2013), ambas publicadas en Caracas, antes de que su autor emigrara a la isla de Tenerife. Kingwood (2019) presenta doce relatos vinculados por la melancolía donde el deterioro del país y su reflejo en las personas crea el universo lírico de los narradores, casi siempre hombres maduros que recuerdan alguna historia del pasado.

Las visiones evocadoras de la Venezuela de los mejores tiempos se han hecho características de la narrativa breve de López Ortega. El escritor argentino Sergio Chejfec, quien vivió durante varios años en ese país, identifica la prosa del autor con lo que llama “un proyecto secreto”: el de “representar el último período venezolano de felicidad”. La cita se encuentra en la contraportada de Kingwood y a ella se refirió Antonio Muñoz Molina, cuando presentó el volumen en la librería Alberti de Madrid, en noviembre de 2019.

Antecedentes.

En los cuentos de Indio desnudo, la violencia urbana se mezcla con las tragedias naturales y los juegos lúdicos del autor que buscan entender los vericuetos íntimos de la psique del venezolano. Por su parte, Sombra inmóvil es un libro más sombrío; se acerca a lo trágico y es un antecedente interesante para comprender los imaginarios de Kingwood. En ambas, lo social está presente; pero mientras en el primero describe la desesperación de personajes que ven la realidad que no pueden cambiar, en Kingwood la sensación de habitar un callejón sin salida y la comprensión de que esa situación no tiene remedio configura voces narrativas a la vez dolorosas y desligadas de la realidad, o que quisieran estarlo. Por eso muchos protagonistas son hombres maduros que también son escritores, en los cuales López Ortega reproduce la figura del autor-demiurgo central de la tradición literaria de Occidente; ellos intentan armonizar el universo de su ficción o, simplemente, terminar un cuento. Así el autor venezolano apela al mecanismo de la autoficción, tan en boga estos días. “De mí mismo también podría fabular y presentarle al escritor que no soy: que duda, que tropieza, que atisba un horizonte que nunca llega (…) La ficción, aún la más sangrienta, es la verdadera liberación. (…) ¿No sería mejor inventarme una última historia, camuflarme bajo otro cuerpo?” escribe en el cuento “Mudanzas”, en donde un escritor, presionado por la fecha de entrega de un cuento para un suplemento cultural, no sabe cómo terminar el encargo.

“La ficción, aún la más sangrienta, es la verdadera liberación”

Destaca en la prosa de Kingwood su lenguaje con momentos verdaderamente líricos. Uno de estos momentos ocurre en “Cardiovascular”, un relato biográfico donde un hombre presencia la enfermedad y muerte de una joven cercana y querida como resultado de una extraña enfermedad del corazón: “Había nacido para transmigrar; la había tenido para dar cuenta no de este mundo, sino de otro paralelo o alterno. No podía permanecer en esta pequeñez, en este presidio de los sentidos. Su ser añoraba un destino múltiple, sin opuestos, en el que la muerte no significara lo que para nosotros, en el que la vida fuese una cinta de Moebius, envés y revés que se daban la mano lejos de cualquier infierno”. No es de extrañar este ánimo poético en su narrativa, pues López Ortega es uno de los principales promotores de la poesía venezolana en España: es coautor —junto con Miguel Gomes y Gina Saraceni— de Rasgos comunes, la antología de poesía venezolana del siglo XX y editor de las antologías de poesía de Eugenio Montejo, Alejandro Oliveros y Guillermo Sucre, todos publicados por Pre-Textos. “Cardiovascular” es uno de los pocos cuentos del libro donde la crisis venezolana no aparece, o si lo hace es apenas como un lejano eco referencial en el ambiente.

La misma editorial Pre-Textos que publica Kingwood, en 2014 editó La sombra inmóvil en 2014 para el público español. López Ortega también es autor de la novela Ajena ( 2001), así como de las colecciones de microficción Larvarios (1978), Armar los cuerpos (1978), Naturalezas menores (1991) y Lunar (1996). El autor también ha publicado los ensayos El camino de la alteridad (1995) y Discurso del subsuelo (2002); puede considerársele crítico de la narrativa breve venezolana debido a la edición que hace con Miguel Gomes y Carlos Pacheco de la antología de cuentos de su país, La vasta brevedad.

 

Michelle Roche Rodríguez (@michiroche) es narradora, periodista y crítica literaria. Es autora de la novela Malasangre (Anagrama, 2020), del libro de relatos Gente decente (Premio Francisco Ayala, 2017) y del ensayo Madre mía que estás en el mito (Sílex, 2016). Su página web es http://www.michellerocherodriguez.com

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