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La sospecha de una escritura áspera y necesaria: La compasión difícil, de Chantal Maillard

Seamos carcomas, seamos larvas, anidemos en el árbol podrido de la tribu.

Que su serrín alimente los mundos inferiores.

 

Chantal Maillard, La compasión difícil

 

Varias imágenes me ha sugerido la lectura del ensayo La compasión difícil, de Chantal Maillard. Una de ellas, la más persistente. Algunas cavidades del desierto de Arabia se convierten en lagos durante la época de sequía. De la arena, alimentada por el agua, la vida surge en su manera más elemental. Allí habita el triops cancriformis, una de las criaturas más antiguas del planeta. Solo se desarrolla en formaciones de agua, como charcas o pequeños pantanos. Pueden esperar cerca de diez años hasta encontrar las condiciones propicias para resucitar a la vida. Su tiempo vital es corto y agitado, no menos de tres semanas. Cuando el agua se evapora, gracias al sol ardiente, los triops cancriformis mueren lentamente por falta de oxígeno. Queda, tras su breve vida, cápsulas donde se ocultan los huevos que darán paso a la nueva generación.

Evoco esta imagen por que la alusión, en la escritura de Maillard, sobre el padecer y el compadecer, está ligada a la inocencia, ausente de toda sensiblería, de todo adorno innecesario. Este curioso animal, desde su origen de larva hasta su forma adulta de crustáceo, se desarrolla en las condiciones más adversas, más tenaces. La agitación, el impulso por vivir, no es más que una constatación de que la vida no se domestica, ni se amansa. Es solo una respiración agitada, presa de la necesidad, de la furia, del desespero y, tal vez, del desamparo frente a lo abierto. Padecer y compadecer como instintos de un vago saber sobre lo que nos hiere, o en otras palabras, sobre lo que se nos da a decir en este instante puro y fugaz. El triops cancrifomis, apenas percibe el agua, agita sus miembros para el apareamiento. Antes de la sequía total, la prole de su vértigo, ya estará entre la arena, esperando otro chubasco de lluvia, para repetir el rito.

De entre todas las obras de la poeta y filósofa española nacida en Bélgica, La compasión difícil, publicada por Galaxia Gutenberg, puede distinguirse porque asume similitudes y diferencias. Similitudes porque la autora acoge la escritura fragmentaria como tejido para enervar su pensamiento. Diferencias, porque la escritura es directa, no revestida de una estética que llene la boca de palabras que obnubilen su sentido. La escritura de La compasión difícil como dardo, como soga que se nos da a mirar, en tanto el peligro y la conciencia de la dificultad, como argumentos para sabernos en otros caminos más ásperos, más terrenales.

“La razón es fruto del olvido; sus logros, la patética demostración de su extravío”

“La razón es fruto del olvido; sus logros, la patética demostración de su extravío. No es de dioses esa luz que tanto apreciamos, es simple adaptación al desamparo”. Esta afirmación, como otras presentes en esta obra: el suicidio, la vida propia, la rebeldía, la muerte, el nacimiento, el discurso de las convicciones y la ficción, dislocan, confunden, irrumpen, porque las sabíamos, porque, juiciosamente, las guardamos en un intersticio muy profundo de nosotros mismos, para evitar la contradicción y el malestar. La compasión difícil adquiere la forma de un viejo animal con muchas extremidades. Cada una se mueve a su antojo sin olvidar el cuerpo que las sostiene. Libro que teje una voz a contracorriente de los discursos publicitarios. Libro que no adopta una creencia; más bien interroga y suspende el paso a paso, para estar quietos, divisar, contemplar y comprender.

“No es de dioses esa luz que tanto apreciamos, es simple adaptación al desamparo”

Maillard nos ofrece una obra para una lectura que aspira a la lentitud. No otro sentido cobraría el ejercicio de la lectura en una escritura que abre la mente a otras percepciones y nos recuerda otro tiempo que habíamos desechado, no por inútil, sino por verdadero, descarnado y sencillo.

 

Wilson Pérez Uribe (@WilsonP_U)Escribe poesía y ensayo. Algunos de sus poemas y ensayos han sido publicados en Colombia, España y México en revistas como La Tagua, Aurora Boreal, Suma Cultural, Otro Páramo, Periódico de poesía UNAM, Literariedad, Desván yCronopio, periodismo cultural. Entre sus poemarios destacan El amor y la eterna sinfonía del mar(2011) y Movimientos (2018).

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