fbpx

Los aforismos de Texeira de Pascoaes son La medida del universo

La humanidad se divide entre dos tensiones. Friedrich Nietzsche lo dice. Esos dos puntos están marcados, como el destino sobre la frente, en las personalidades de los dioses de la Antigua Grecia Apolo y Dionisio. Dos lados de una misma moneda que usamos constantemente. En esta división, propone el filósofo alemán, se sitúan las obsesiones de los humanos. Apolo signa el orden, la rectitud y las finas artes; Dionisio, la fiesta, el desenfreno y la entrega total al goce. Ambas esferas tienen condiciones, los apolíneos, quienes le sonríen al orden, viven su vida dentro del margen, alegres por su suficiencia y constantemente inspirados por las musas. Los diosnisíacos, quienes cohabitan con las sombras, colindan con el desenfreno y se jactan de su libertad.

Entre estas dos facciones nosotros ponemos el límite. Un límite franqueable y violento. Y, aunque Nietzsche abogue por la coherencia, los seres humanos habitamos en la frontera. Transitamos ambas esferas. En este tránsito surge la literatura, como una forma de orientar la inspiración y el temor y, en medio de la literatura con un balance evidente entre uno y otro lado, se encuentra Texeira de Pascoaes (1877-1952), el autor portugués que representó el saudodismo; un movimiento llamado a la melancolía además del disentimiento. En este aparente balance se mece La medida del universo un libro donde se encuentran sus mejores aforismos.

 

Lo bueno, mejor si breve.

En el libro publicado por la editorial sevillana Renacimiento se recoge el pensamiento aforístico de Pascoaes: ideas cortas y contundentes que con algunas letras desmontan un castillo y minan el cielo. Palabras que derruyen y también edifican. No son máximas ni consejos, son más bien llaves para abrir ese verbo el cual, según dice el poeta portugués, lleva a la libertad: “el verbo es hermano de la libertad, es exactamente la libertad”. La tradición del aforismo tiene una extensa historia. Estas frases cerradas y de sentido completo, nacen en el siglo V antes de Cristo con Heráclito de Éfeso, considerado uno de los siete sabios de la antigüedad. De sus libros sobreviven apenas trozos.

Pascoaes enriquece la tradición de los aforismos con los textos que el poeta surrealista Mário Cesariny (Lisboa, 1923-2006) escoge para La medida del universo. En ellos se expresa la tensión sublime entre lo apolíneo y los dionisiaco. Un aforismo apolíneo, expresa la labor intelectual del humano sobre la tierra: “El hombre es la facultad intelectual de la naturaleza. Su frente se eleva como paisaje, también como paisaje”. En esta frase, los humanos obramos como creadores de la naturaleza desde la dimensión racional que se nos confiere, siendo esto una expresión típica de Apolo: coherencia y racionalidad.

«El verbo es hermano de la libertad, es exactamente la libertad»

El dejo dionisíaco está presente en aforismos que se arrojan sobre la muerte e indagan sobre la función fútil de la vida e, incluso, hay alguno de la resurrección: “¿De qué sirve resucitar? Todo el mundo sigue viendo al muerto”. Mientras, otros aforismos hacen otro tanto, bajo ese halo de desenfreno, con temas como el amor, la cordura, el arte y la literatura, incluso llega a manifestar “Ladrar es literatura”.

En este libro, el verbo efectivamente es libertad: las ideas discurren, se transforman y envuelven; logran adquirir otros matices y volver complejo los lugares comunes. Esta tensión entre Apolo y Dionisio, presente en los aforismos de Pascoaes, parece un juego al estilo de las piezas de Erik Satie (1866-1925), el compositor impresionista francés: la cadencia contemplativa desemboca en un desenfrenado juego de notas; la contundencia y la suavidad se debaten. Así la música, como el verbo, libera y se libera.

 

Mateo Ortiz Giraldo (@plumasinave) Lector y reseñista. Acomete versos y prosa.

 

Tags:
0 shares

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *