pelea de gallos

Pelea de Gallos de María Fernanda Ampuero: La crueldad del patriarcado y de la precariedad en 13 asaltos

La hija de un gallero que se enfrenta a una subasta particular, el despertar sexual de tres primos, una mujer que al hacer inventario de la compra evalúa su matrimonio y la suerte de una señora que hace tortas para la vecindad son algunas de las anécdotas que proponen los cuentos de la colección Pelea de gallos, el primer título de ficción publicado por la ecuatoriana María Fernanda Ampuero, autora de los libros de crónica periodística Lo que aprendí en la peluquería (2011) y Permiso de residencia (2017).

Los trece relatos que integran el volumen editado por Páginas de Espuma narran las brutales desigualdades en Hispanoamérica a través del contraste entre quienes tienen privilegios y quienes no. Y el logro fundamental del libro es que la perspectiva no se circunscribe solo al claroscuro entre ricos y pobres, que en la región significa la diferencia entre aquellos que tienen demasiado y quienes tienen muy poco. Ampuero hace un uso eficiente de los personajes femeninos como contundentes representaciones de la vulnerabilidad. Pero, antes de referirme a su tratamiento del género, me detendré en una formidable estrategia para narrar la desigualdad: colocar al hogar como escenario de los vínculos familiares tanto como lugar de trabajo. En los personajes de las criadas —las señoras de servicio es un apelativo tristemente frecuente en la región— y de las dueñas de casa —la otra señora, la doña y en Venezuela, por ejemplo, la doctora— la autora nacida en Guayaquil en 1976 establece las maneras en que una misma realidad puede tener efectos distintos a ambos lados del espectro social. Este el asunto de relatos como “Monstruo”, “Cloro”, “Coro” y “Ali”, uno de mis favoritos porque allí percibo un vago tributo a las telenovelas.

Las formas particulares de crueldad que enfrenta la condición femenina, ejercida tanto por personas del mismo género como del opuesto, completan el fresco humano del libro. Este es el asunto del que tratan cuentos como “Griselda”, “Cristo” y “Otra”. En el primero una madre y una hija representan el orgullo y la vergüenza de una comunidad; en el segundo la enfermedad del bebé de una prostituta simboliza la pobreza, real y mental, de su condición y, en el tercero, un carrito de la compra es la metáfora de una relación caduca. Tienen especial fuerza los personajes femeninos de “Luto”, donde dos mujeres se niegan a llorar la muerte de un hermano maltratador: “Se quitó el vestido y cerró los ojos y se abrió de brazos para que su hermana la viera entera, desnuda, en cruz. Para que viera lo que es capaz de hacer la gente cuando nada la detiene Para que entendiera en los tajos de la piel que ante la indefensión triunfa siempre la crueldad. Alguien había escrito con un objeto punzante la palabra zorra en su estómago”.

“Si un perro permanece en la puerta del que le da un mendrugo de pan y muestra los colmillos, dispuesto a despedazar a cualquiera, para protegerlo, ¿cómo no ibas tú a defenderlo hasta de sí mismo, de su propia convicción?”

En uno de los cuentos más destacados, “Pasión”, Ampuero escribe una lectura propia del Nuevo Testamento, donde los sacrificios de María Magdalena son el eje de la apoteosis de Cristo. La mujer detrás del hombre ¿No es ese un lugar tristemente común para ellas? Y, también, tristemente atávico, por desgracia: “Si un perro permanece en la puerta del que le da un mendrugo de pan y muestra los colmillos, dispuesto a despedazar a cualquiera, para protegerlo, ¿cómo no ibas tú a defenderlo hasta de sí mismo, de su propia convicción?”, escribe en un pasaje francamente lírico de la narración. Fue con este relato que la autora obtuvo el primer lugar del V certamen de relato y narración oral del proyecto “Los hijos de Mary Shelley”.

En la colección también aparece “Nam”, el cuento que ganó el Premio en la Cosecha de la Revista Ñ en 2016, donde aborda el descubrimiento del amor y del sexo durante la adolescencia, el tercer tema más importante del libro.

Pelea de gallos, título que la publicación no comparte con ningún cuento, no busca reivindicaciones. Y esa falta de intención moralizante es lo que encontré más satisfactorio. La fuerza de la voz literaria de Ampuero nace de la convicción de que la violencia es una parte fundamental de la condición humana. Y que la vulnerabilidad, en lugar de inspirar la compasión, fomenta la crueldad.

 

Michelle Roche Rodríguez (@michiroche) es narradora, periodista y crítica literaria. Es autora del libro de relatos Gente decente (Premio Francisco Ayala, 2017) y del ensayo Madre mía que estás en el mito (Sílex, 2016). Su página web es http://www.michellerocherodriguez.com

 

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