Arenas Blancas: mirar el mundo desde los ojos de Geoff Dyer

Los lugares quedan marcados para siempre por las cosas que han sucedido allí o por las personas que los han habitado. El escritor inglés Geoff Dyer, que en Yoga para los que pasan del yoga ya enfocaba el viaje como una forma de buscar respuestas a grandes y pequeñas preguntas, vuelve a embarcarse en una búsqueda en Arenas Blancas, de la editorial Literatura Random House, para perseguir los significados a veces ocultos de un lugar, su razón de ser.

“La mayoría de los viajes geográficos son viajes temporales”. Un viaje al pasado a través de las reminiscencias que han quedado dando vueltas en el presente, como campos magnéticos de una memoria que será contada a quienes estén dispuestos a sentir, por sí mismos, el sentido de un lugar. Lugares que irradian cargas de significados incomprendidos y probablemente desapercibidos, pero que de alguna manera nos llegan. Somos visitantes del futuro que volvemos a los lugares para preguntarnos por su significado.

La curiosidad por la isla donde Gauguin fue a recuperar su lado más salvaje, la necesidad de rendir un homenaje a lo que fue la casa en Los Angeles del filósofo Theodor Adorno, la posibilidad de asistir a un museo sin paredes y experimentar el land art visitando el Campo de Relámpagos de Walter de María, el cuestionamiento de las razones que llevaron a Rodia a construir las torres de Watts… Son viajes al ‘mundo exterior’ que reconfiguran a la vez el mundo interior de quien se adentra en lo desconocido con la esperanza de llegar a conocer.

No es una tarea fácil, apta para cualquier turista, especialmente hoy, cuando el mayor trofeo de un viaje es la foto. Para sentir el sentido de un paraje y percibir la huella que lo ha marcado es necesario buscar, peregrinar, y sobre todo, prestar atención: al lugar, pero también a lo que ese lugar causa en nosotros. “Intentos de entender lo que significa un lugar concreto; lo que trata de decirnos ese lugar; por qué lo visitamos”.

Llegar, guardar silencio y ver lo que el lugar emana, qué consigue hacernos sentir. “Permanecer”, nosotros también, para, al menos por un momento, formar parte de aquello que ha permanecido.

A veces sucede la magia, a veces no. A veces las expectativas se meten en nuestro camino para estropear la experiencia. Pero la decepción es, como la describe Dyer, parte de ese mismo viaje que es la vida. “La escala y frecuencia devastadoras de mis decepciones (…) demostraba cuánto seguía esperando y queriendo del mundo, qué grandes eran todavía mis esperanzas en él. Cuando ya no tenga capacidad de decepcionarme el idilio habrá acabado: lo mismo me dará morir.”

“La escala y frecuencia devastadoras de mis decepciones (…) demostraba cuánto seguía esperando y queriendo del mundo, qué grandes eran todavía mis esperanzas en él. Cuando ya no tenga capacidad de decepcionarme el idilio habrá acabado: lo mismo me dará morir”

En cualquier caso, los reveses al igual que los aciertos, van conformando juntos el itinerario de esos viajes únicos, que van desde la intensidad de una experiencia sobrecogedora y casi religiosa al caminar en sentido contrario al tiempo por las rocas del Muelle en espiral, hasta la frustración por una aurora boreal que se niega a dejarse ver. Las anécdotas, la sensación triunfante de un peligro que ha sido sorteado, las cosas que hacen que merezca la pena viajar coinciden, al fin y al cabo, con las cosas que hacen que merezca la pena vivir.

Como siempre lo hace Dyer, con su fino humor inglés nos hace reír a la vez que habla de las cosas verdaderamente importantes. Y esta vez, se pone serio al menos por un momento para aceptar, usando una cita Tarkovsky, que estos viajes de los que nos habla son los trascendentes, y que hay que tomarse muy en serio la oportunidad que nos da la vida de llevarlos a cabo: “Nunca sabemos cuándo vamos a morir, por eso, en cualquier momento dado, somos inmortales”.

 

Liliana Zambrano (@Lelezam) Narradora, publicista y profesora de escritura creativa. Trabaja en Leo Burnett Iberia y en la Escuela Contemporánea de Humanidades de Madrid, tres relatos suyos han sido publicados y es coautora del libro El diablo apuesta a todo (Editorial Lengua de Trapo, 2011).

 

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